Una sección de la carta fechada en Temuco el nueve de Junio del año dos mil cinco, que contiene algunas de las palabras que escribí a mi tía María Eugenia Roca, viuda de José Domingo Acuña Aguilera, hermano de mi padre, es la mejor manera de describir el motivo de componer esta historia: “Al transcurrir los años, veo con angustia cómo los recuerdos familiares se van perdiendo de la memoria; las familias se dispersan y otras que tienden a desaparecer sin dejar, aparentemente, rastros de su existencia o de su paso por esta Tierra. La partida de mis tíos Hernán y ‘Pepe’, que fueron muy tristes para nuestras familias, y, seguidamente, el rápido deterioro físico de mi ‘viejito Acuña’, han gatillado en mí el urgente deseo de preservar para futuras generaciones una historia familiar. Actualmente estoy iniciando una investigación de datos históricos y genealógicos de la familia Acuña (sus ascendientes y descendientes y los enlaces con otras familias que la han enriquecido). Creo que será una tarea larga, con rápidos avances y también con desafíos que se presentarán ante la falta de fuentes de información fidedignas o el desconocimiento por mi parte de la existencia de ellas. Espero poder terminar este trabajo para el “Bicentenario” de nuestro país, en el año 2010. No creo que llegue a ser un trabajo tan voluminoso (puedo estar equivocado, desde la perspectiva que en estos momentos tengo), pero deseo que la información que plasme sea de total confianza para quien se interese en el conocimiento de esos seres humanos que hicieron un aporte a la sociedad y a las comunidades en las que mis antepasados desarrollaron sus vidas en las distintas épocas de la historia de la humanidad. No buscaré personajes ilustres, si no que a todos los que pueda hallar, sin temor a las escondidas “ovejas negras” que siempre están presentes entre quienes han sido nuestros ancestros. No los juzgaré, por que eso pertenece sólo a Dios; sólo trataré de ‘conocerles’ y entenderles y, al final, esta obra que estoy iniciando, será una especie de agradecimiento hacia todos esos ascendientes que han transmitido hasta estos tiempos el sentido del sacrificio, el trabajo, la honradez y la creencia en un Ser Superior. Desconozco hasta dónde podré llegar con mi investigación, pero pondré mi empeño en dejar un registro que contenga el valor del sentido familiar y de las tradiciones...”
Una de las claves de la comprensión del "¿Quién soy?" tiene que ver con el identificar a nuestros ancestros, aquellos seres humanos que prepararon nuestra existencia, sin siquiera saber con alguna certeza quiénes, cuándo y en cuales circunstancias llegarían sus descendientes. Aquellos que se han marchado en las distintas épocas de la humanidad, abandonando en tan variadas circunstancias su corpóreo vehículo, siguen perpetuándose y ‘viviendo’ en nosotros, sus descendientes, al haber transmitido aquellos seres sus propias características físicas, a través de la herencia genética, y sus personalidades, a través de la educación y el traspaso de sus valores y conocimientos. Ésta es la razón principal que me ha inspirado el llegar a conocerles: Yo existo, y soy un ser humano por razón de ellos...