jueves, 17 de septiembre de 2009

Tíos abuelos, Francisco Javier y María Mercedes Acuña Navarrete

"En la Misión de San Leonardo de Collipulli, a dieciséis días del mes de Marzo de mil ochocientos ochenta y cuatro, bauticé solemnemente, puse óleo y crisma a Francisco Javier de un año hijo legítimo de José de la Cruz Acuña i de María Mercedes Navarrete. Padrinos Vicente Ortiz i Mercedes Bahamondez. De que doi fe. Bernardino Guajardo".

"En la Misión de San Leonardo de Collipulli, a seis días del mes de Setiembre de mil ochocientos ochenta y cinco, bauticé, puse óleo y crisma a María Mercedes, de nueve días, hija legítima de José de la Cruz Acuña i de María Mercedes Navarrete. Padrinos José Manuel Díaz y Josefa Mellado. De que doi fe. Fr. Domingo A. Carrasco".

Así rezan las inscripciones del bautismo recibidos por este hermano y hermana de mi abuelo paterno José de la Cruz Acuña Navarrete, nacido este último en el año 1891. Aparentemente, los dos primeros de los nombrados son los únicos hijos de mis bisabuelos nacidos en la localidad de Collipulli. La época de sus llegadas a este mundo, en aquella región de Chile, está relacionada con el esfuerzo que hacía el Gobierno de la República de Chile por incorporar definitivamente a la nación un vasto territorio, al que se le denominó Araucanía, mediante el remate de hijuelas de grandes dimensiones en tierra virgen, la colonización y el proyecto, trazado y construcción del ferrocarril hacia más al Sur. Para el año 1885 la familia Acuña Navarrete ya tenía tres hijos, ya que aproximadamente en el año 1881 ya había nacido María Ercira.

Francisco Javier y su hermana mayor, María Ercira, crecieron en Collipulli hasta aproximadamente el año 1884, pues cuando mi bisabuelo José de la Cruz Acuña Urrutia inscribe en el Registro Civil de Angol a su hija María Mercedes, señala que ésta había nacido en Septiembre de 1885 en la localidad de Victoria, unos 40 kilómetros más al Sur, en donde también nació y falleció María Trinidad (1889). Posteriormente, tras residir en aquella recientemente fundada localidad, al alero del fuerte militar, por alrededor de unos diez años, aparentemente cambiaron su domicilio nuevamente más al Sur, a unos 66 kilómetros, a la ciudad de Temuco, por el año 1895. Hacia el año 1903 mi bisabuelo recibe una hijuela en la Colonia Nuevo Transvaal de Gorbea, unos 45 kilómetros al Sur de Temuco.

Francisco Javier contrajo matrimonio en el año 1906, en la oficina del Registro Civil de Pitrufquén (unos 15 kilómetros al Norte de Gorbea), con Abdolina Isla Bravo, con quien tuvo varios hijos, entre los cuales estaban Luis Heriberto (1908), Francisco Segundo (1911) y Héctor (1914).

En el año 1908, el Inspector de Colonización encuentra residiendo en la hijuela a la familia Acuña Navarrete, con Francisco Javier, su hermano José de la Cruz y otras cinco personas, como lo indica el informe del Inspector. Francisco Javier tenía en ese entonces 24 años de edad y mi abuelo José 17 años. Ya no residían allí sus hermanas María Ercira (fallecida en Temuco en enero del año 1903), ni María Mercedes.

Francisco Javier se dedicó al comercio, residiendo en el pueblo de Gorbea, debiendo haber conocido a mi tío abuelo Domingo Aguilera Lagos, quien era su concuñado, por estar casado con una hermana de Abdolina Isla, esposa de Francisco.

En el año 1915, al efectuarse la partición de los bienes quedados al fallecimento de mi bisabuela María Mercedes Navarrete, sólo comparecen mi bisabuelo, mi tío abuelo Francisco Javier y mi abuelo José de la Cruz Segundo. Después de aquello, se pierde la pista de Francisco Javier y de su esposa, quienes a la fecha habían visto fallecer a todos sus hijos.

viernes, 13 de marzo de 2009

Tío abuelo, Domingo Aguilera Lagos


Mi tío abuelo Domingo Antonio Segundo Aguilera Lagos (hermano de mi abuela paterna, María Aguilera Lagos) nació en la ciudad de Bulnes, provincia de Ñuble, Chile, alrededor del 04 de octubre del año 1882. Fue bautizado en la parroquia de la misma ciudad el 28 de Octubre del año 1882, teniendo veinticuatro días de nacido, hijo de Domingo Aguilera Marchan y de Palmenia Lagos Aguilera. Junto a sus padres y hermanos años más tarde emigra a la región de Araucanía en búsqueda de un mejor porvenir. Residió en el pueblo de Gorbea, desempeñándose como comerciante. Se casó en la oficina de Registro Civil de la localidad de Pitrufquén en el año 1906 con doña Orfelina Isla Bravo. Nacieron de este matrimonio Terencio Alfredo (año 1907), Juan de Dios (año 1908) y Juana de Dios (año 1910), todos ellos fallecidos de corta edad.

Inscripción del bautismo. Parroquia de Bulnes

Residió hacia el final de su vida, y hasta su fallecimiento, en el domicilio de calle O'Higgins número 154 de la ciudad de Carahue, Provincia de Cautín, en la actual Región de La Araucanía, Chile, localidad en la que ejerció el oficio de comerciante.


Inscripción de defunción. Registro Civil de Carahue

Domingo falleció, a causa de una "parálisis", el 13 de marzo del año 1954, a los setenta y un años de edad, inscribiendo su defunción su hermano Carlos, y su sepultación se efectuó en el cementerio de la misma localidad.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Los Lillo Aguilera

Mi tía bisabuela María Rosalía Aguilera Marchan, hermana de mi bisabuelo Domingo Aguilera Marchan, ambos hijos de mis tatarabuelos Fructuoso Aguilera y María del Rosario Marchan, debió haber nacido entre los años 1837 a 1841, en la ciudad de Bulnes, Provincia de Ñuble, Chile. La diferencia se produce al observar la dispensa matrimonial de ella y el antecedente que se declaró en la inscripción de su defunción, acaecido en la ciudad de Temuco el día 06 de octubre del año 1891. En el primer documento mencionado, fue ella misma quien declaró al cura párroco, el día 16 de Marzo de 1857, tener "veinte años de edad". En el segundo, su hijo Juan Misael Lillo atestiguó que su madre tenía cincuenta años, y que ella era viuda de don Pedro Lillo.

Incripción de la defunción de doña María Rosalía Aguilera Marchan

Don Pedro José Lillo Marchan contrajo matrimonio con mi tía bisabuela, en la Parroquia de la ciudad de Bulnes, el 05 de Abril del año 1857, siendo casados por el cura don Juan Francisco Tapia. Debieron solicitar dispensas matrimoniales debido al parentesco que les unía, ya que las madres de ambos, Josefa y María del Rosario Marchan, eran hermanas, o sea, los contrayentes eran primos. Pedro Lillo fue bautizado en la Parroquia de la Santísima Cruz de Bulnes el 10 de abril de 1828, falleciendo en la ciudad de Temuco el 12 de octubre del año 1890, a causa de una pulmonía. En aquella ciudad ejerció el oficio de comerciante; teniendo como domicilio la calle Antonio Varas número 7, hoy lugar ocupado por la llamada Remodelación Caupolicán, frente al recinto del Colegio Bautista de Temuco.

Páginas iniciales de la solicitud de dispensa matrimonial

Inscripción de la defunción de don Pedro José Lillo Marchan

domingo, 28 de septiembre de 2008

Mi madre, Blanca Lidia Hernández Pérez.

Mi madre y mi padre, en el verano del año 1973, en las cercanías del puente ferroviario sobre el río Quepe, al sur de la ciudad de Temuco.

El treinta de abril del año mil novecientos treinta y cinco, en la localidad de Corral, provincia de Valdivia, Chile, el cura párroco don Fernando Reyes cumplió con el ritual cristiano católico de bautizar, poner óleo y crisma a mi madre Blanca Lidia Hernández Pérez, hija de Luis Alberto Hernández Andrade y de Rosa Albertina Pérez Aguilar.

El puerto de la bahía de Corral había llegado a ser la residencia de mis abuelos maternos, probablemente a principios de los año 1930, época en la debieron haber emigrado desde la Isla de Chiloé, escapando de sus realidades y en búsqueda de un porvenir mejor. Al no poder contraer matrimonio, debido a que mi abuelo Luis ya había contraído nupcias en el año 1917, esta pareja posiblemente se vio afectada por los prejuicios y su "ilegalidad", lo cual fue motivación de una vida de sinsabores y aflicciones de todo tipo. En la partida de nacimiento de mi mamá consta que mi abuelo no identificó el nombre de la madre de su hija, quizás en un afán de proteger a la persona de mi abuela, aunque, afortunadamente, en la partida de bautizo quedó registrado.

El puerto de Corral, ubicado en la Provincia de Valdivia, en la actual Región de Los Ríos, Chile

Apenas una semana después del tercer cumpleaños de mi madre, su padre Luis Alberto falleció a causa de una pulmonía. Ante esta circunstacia de la vida, mi abuela Rosa entregó a su hija mayor (para ese entonces mi madre ya tenía una hermanita de meses de edad, Georgina Valeria) al cuidado de una familia amiga de la localidad de Corral, la que le dio acogida, crianza y educación, hasta su adolescencia. Mi abuela se casó con don Pedro Díaz Macías, quien le dio pésimo trato, lo que concluyó con la separación de esta pareja.

Alejada de ese ambiente materno, Blanca Lidia creció en uno de bienestar en lo relativo a las cosas temporales, y de muy buen trato de su madre postiza, la viuda doña Ema Rosa Risco Provoste, no así de la "india Teresa", la sirvienta de la casa, quien le tuvo siempre fobia y se lo hizo sentir reiteradamente.

Ema Risco en una reunión social. Teatro Corral, aproximadamente año 1930

Ema Rosa Risco Provoste, la "mamá Ema" (1890-1946)

La fotografía precedente, del año 1938, muestra a mi mamá Blanca Lidia Hernández Pérez y a mi tía Georgina Valeria, en brazos de Lucía Normanda Guzmán Risco, quien era hermana de doña Emma Guzmán Risco, ambas hijas de doña Ema Risco, la que fue la madre de crianza (para mi madre, la muy querida "Mamá Ema").

Año 1938. En la casa de Avenida Prat de Corral

Los recuerdos de infancia de mi madre dicen relación con los juegos, diversión y disgustos infantiles con "Checho", el hijo adoptivo de Lucía Guzmán Risco, con el que recorrían el amplio sitio de la casa en que vivían, que colindaba con un barranco cubierto de espeso follaje, con vista a la bahía; también sus prohibidas excursiones a las ruinas de la fortaleza española "San Sebastián de la Cruz", los juegos con el 'regalón' de la casa, el perro "Duque", y sus viajes a la ciudad de Valdivia, en vapores a través del río.

Corral, año 1945. Se observa a mi madre con 10 años de edad; a "Checho"; al padre adptivo de éste, don "Chilano"; y a el perro "Duque".

Después del drástico cambio en la situación financiera de la familia que la acogió, junto con el fallecimiento de su "Mamá Ema", a raíz de un cáncer gástrico, mi madre comenzó un peregrinar que le llevó a vivir en una zona rural en la cerranías de la localidad de Corral, en el Fundo Quitaluto y otro en el sector Chaihuín, de propiedad de la Compañía Altos Hornos de Corral. En la casa patronal del Fundo Quitaluto vivió con el matrimonio conformado por doña Emma Guzmán Risco y su marido don Raúl Niada, quien era el administrador de la propiedad. Un año más tarde esta familia adquirió un bien raíz propio en la ciudad de Valdivia, mudándose mi madre junto con ellos. Pese a los consejos de este matrimonio, a los 15 años de edad, a principios del año 1950, por invitación de su madre Rosa Pérez, y para conocer a su hermana Georgina, Blanca Lidia Hernández Pérez decide irse a residir en el hogar de su madre natural ubicado en el barrio de la estación de ferrocarriles, en el puerto militar y pesquero de Talcahuano, en la bahía de Concepción. Sin compañía alguna realizó el viaje en el tren llamado "El Valdiviano", el que llegó cerca de la medianoche a su destino en el puerto de Talcahuano. En el hogar de su madre debió compartir espacio con otras hijas de ella, hermanastras nacidas de otra relación no matrimonial. Su madre le forzó a buscar empleo, encontrándolo en un almacén de frutos del país de propiedad de un inmigrante español llamado Guillermo Tosso, y que se ubicaba en la zona céntrica del puerto. Este hombre fue un buen patrón, no así la esposa de él, quien le retenía el sueldo a mi madre. El almacén se proveía de productos que el propio Guillermo Tosso se encargaba de comprar a los productores. Mi madre recuerda que el vehículo del señor Tosso, en el cual viajaba a realizar las compras, tenía un nombre: el "Pa'trás pa'delante", un Ford muy antiguo cuyo motor debía hacerse funcionar mediante una manivela.

Debido a la forzada y temprana separación entre mi abuela Rosa Pérez y mi madre, la relación hogareña entre ellas siempre fue distante, provocando desapego y hasta rechazo mutuos, que se perpetuó hasta el presente, aún después del fallecimiento de mi abuela materna. Viviendo en esas circunstancias, mi madre conoció a mi padre Ramón Acuña. Ella lo observó desde la puerta de la casa de mi abuela Rosa, cuando él pasaba abordo de una locomotora a vapor que realizaba maniobras en el sector. Fue un verdadero "flechazo" mutuo. Mi padre era un joven ya maduro, de muy buen parecer: ojos entre verde y azules, cabello castaño claro. Se destacaba desde lejos. por su fisonomía diferente al común de los varones del lugar. Allí comenzó la historia, culminando con el matrimonio de ambos en el mes de marzo del año 1964 en la ciudad de Concepción, capital de la provincia, y dando origen a la familia Acuña Hernández, que fue enriquecida en el transcurso de 13 años con la llegada de cuatro hijos, dos varones y dos mujercitas, a quienes mi madre dedicó y sigue dando su amor y apoyo.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Luis Alberto Hernández Andrade

Luis Alberto Hernández Andrade fue mi abuelo materno. Según lo indica un Certificado de Partida de Bautismo, otorgado en la Parroquia "Nuestra Señora del Tránsito" de la localidad de Queilén, en la costa Sur Oriente de la Isla Grande de Chiloé, hoy perteneciente a la Región de Los Lagos, Chile, él fue bautizado a la edad de cuatro meses el día 05 de noviembre del año 1894. Sus padres eran don Manuel Hernández y doña Clotilde (o Matilde) Andrade. Ellos residían en el lugar Detico, sector rural a unos seis kilómetros al Poniente de Queilén, en donde tenían un predio agrícola familiar.

Mapa de Chiloé, territorio ubicado al sur de la ciudad de Puerto Montt, Región de Los Lagos, Chile

El 19 de marzo de 1917, a la edad de 22 años, en la Oficina del Registro Civil de Queilén, mi abuelo contrajo matrimonio con doña María Purísima Milagro Andrade Vargas, de 25 años de edad, "natural de Queilén".

Fotocopia Partida de Matrimonio de mi abuelo, con su esposa legítima

Por razones hasta ahora desconocidas, mi abuelo no continuó su vida con su legítima esposa, y declara residencia en el Cerro La Marina del puerto de Corral (Valdivia), cuando comparece inscribiendo a su hija Blanca Lidia (mi madre), en el mes de marzo del año 1935, no expresando el nombre de la progenitora de su hija. Sin embargo, en la partida de bautismo de la Parroquia de Corral, se indica que mi madre era hija ilegítima de Luis A. Hernández y de Rosa Pérez. Con ella tuvo a una segunda hija, mi tía Georgina Valeria.

Cuando residía en la Isla de Chiloé se desempeñaba, por tradición familiar, como agricultor, al inscribir a mi madre en el Registro Civil expuso tener el oficio de carpintero, y en la partida de defunción figura que que el oficio era el de pintor. En el puerto de Corral trabajó en los Altos Hornos,
que fue la primera industria siderúrgica en toda Sudamérica.

Los Altos Hornos de Corral, en su época de gloria

Mi abuelo Luis Alberto falleció, a causa de una pulmonía, el 16 de marzo del año 1938, en su domicilio de la Avenida Prat del puerto de Corral, siendo llevado a sepultar en el Cementerio de Amargos, ubicado en una ladera del cerro que tiene vista a las ruinas de la fortaleza colonial española "San Luis de Alba", en la caleta de pescadores que lleva el nombre de Amargos, en la misma bahía de Corral.


Deteriorada fotografía que muestra el velatorio de mi abuelo Luis Alberto Hernández. Al fondo, vestida de luto, se observa a mi abuela Rosa Pérez.

Partida de Defunción de mi abuelo Luis Alberto Hernández Andrade

El cortejo fúnebre, rumbo al Cementerio de Amargos.

La fotografía precedente muestra, junto a la carroza que transporta los restos de mi abuelo Luis, a mi abuela Rosa Pérez quien sostiene en sus brazos a mi tía Georgina Valeria. La pequeña niña en brazos de una mujer, junto a mi abuela, es mi madre Blanca Lidia.