lunes, 31 de diciembre de 2007

La formación de la familia Acuña Aguilera.

(Fotografía: Portada de la Libreta de Familia de mis abuelos. Documento facilitado por mi tía María E. Reyes Gallardo, viuda de mi tío Hernán Acuña Aguilera.)

(Fotografía: Los Acuña Aguilera. Aproximadamente año 1937)

Según consta en el Registro de Matrimonios de la oficina del Registro Civil de la Circunscripción de Lanco (localidad de la actual Provincia de Valdivia, Región de Los Ríos, Chile), a las "once i media" del día 21 de Agosto del año 1921, mi abuelo
José de la Cruz Acuña Navarrete contrajo matrimonio con mi abuela María Cenovia Aguilera Lagos, siendo los testigos don Domingo Aguilera y don Alberto Ulloa.

A la fecha del matrimonio, mi abuelo tenía 30 años de edad, siendo su profesión "empleado" (telegrafista de la Empresa de Ferrocarriles), y su residencia era la localidad de Sagllúe (una pequeña estación ferroviaria al sur de la ciudad de Osorno). Mi abuela tenía 27 años de edad, residía en la misma localidad de Lanco y se desempeñaba como telegrafista.

En la fotografía familiar mostrada en esta entrada, se aprecian mis abuelos José y María, y sus hijos - de izquierda a derecha - Ramón Orlando (mi padre), Hernán Alfonso y José Domingo. Por muchos años esta imagen puso en mi mente la idea de la existencia de sólo tres hijos del matrimonio, aunque mi padre mencionó en el pasado que sabía que habían nacido más hermanos. Pude completar esta información gracias a la gentileza de mi tía María E. Reyes viuda de Acuña, quien me facilitó la Libreta de Matrimonio de mis abuelos, enterándome así que en el año 1922 había nacido en Osorno María Mercedes, quien no sobrevivió al día de su nacimiento; seguido del mayor de los hermanos varones, Hernán Alfonso, nacido en Osorno en 1924; luego, en 1925, localidad de Sagllúe, Irma Elena, la que falleció en Febrero del año 1926; posteriormente
, en Mayo de 1927, nace en Osorno mi padre Ramón Orlando; luego en el año 1928, Claudio Homero, quien falleció unas semanas más tarde; y, finalmente, José Domingo, el más pequeño que se aprecia en la fotografía, nacido en el año 1935.

Mi abuela paterna: María Aguilera Lagos.

(Fotografía: Mi abuela María Cenovia Aguilera Lagos. Aproximadamente año 1927)

Según consta en el Registro de Nacimientos del Registro Civil de la ciudad de Bulnes en la actual Provincia de Ñuble, Región del Bío Bío, Chile), con fecha 02 de Abril del año 1894, se inscribió el nacimiento de mi abuela materna María Cenovia Aguilera Lagos, acaecido a las "seis de la mañana" del día 14 de Marzo de 1894, en el domicilio de la familia, en calle Condell. Sus padres fueron Domingo Aguilera, agricultor, de 50 años de edad a esa fecha, y Parmenia Lagos, ambos domiciliados en Bulnes.

Fue una mujer muy religiosa, y rezaba a menudo el rosario.


Falleció en la ciudad de Temuco, el 29 de Agosto del año 1949, debido al deterioro físico por una hemiplejia antigua, derivada de
un accidente cerebrovascular. Su sepultura se halla en el Cementerio General de la ciudad de Temuco.

Bulnes: respirando aires genealógicos

Mi abuelo paterno: José Acuña Navarrete.

(Fotografía: José de la Cruz Acuña Navarrete. Aproximadamente año 1908)

Según consta en el Registro de Nacimientos del Registro Civil de la ciudad de Victoria (en la actual Provincia de Malleco, Región de La Araucanía, Chile), con fecha 04 de Agosto del año 1891, se inscribió el nacimiento de mi abuelo paterno José de la Cruz Acuña Navarrete, acaecido a las "siete i media AM" del día 28 de Julio de 1891. Sus padres fueron José de la Cruz Acuña, albañil, de 45 años de edad a esa fecha, y María Mercedes Navarrete, costurera, ambos domiciliados en Victoria.

(Fotografía: Imagen digitalizada de una fotocopia del acta de inscripción
de nacimiento de mi abuelo José de la Cruz Segundo Acuña Navarrete)


En 1891, la localidad de Victoria tenía una existencia de sólo diez años desde su fundación como fuerte militar del ejército chileno, durante la época de ocupación y pacificación de la Araucanía. A la fecha de nacimiento de mi abuelo, estaba ya conectada al norte de Chile por el ferrocarril, gracias al imponente puente ferroviario sobre el río Malleco, inaugurado por don José Manuel Balmaceda, el presidente de Chile en aquella época, pero el tramo hacia Temuco aún estaba en construcción. Victoria, como todo poblado recién fundado, no dejaba de ser un lugar incómodo y hasta peligroso para vivir. Según relata Gustave Verniory - el ingeniero belga que fue el responsable de la construcción de varios tramos de la vía férrea en esta región de Chile - en sus memorias, publicadas con el nombre de "Diez años en Araucanía 1889-1899", era de real importancia el poseer un caballo como medio de locomoción en aquel verdadero Far West chileno, y cómo los ladrones de esos animales operaban: 'según me dicen, la policía local está formada por un montón de bandidos'. Victoria 'es un lugar bien curioso... Se ven en las calles y en las plazas vestigios bajo la forma de enormes troncos de árboles cortados a un metro del suelo... El suelo de las calles es el terreno natural. Como en invierno las calzadas se convierten en verdaderos pantanos, se las ha bordeado de aceras elevadas de tierra apisonada...'. Existía una gran plaza, en donde se encontraba el Gran Hotel Alemán, que al decir del mismo Verniory '...es una casa de tablas de un piso. Cuenta con una cantina, un comedor, una cocina, un dormitorio para el patrón y un solo dormitorio para los huéspedes. Este cuenta con tres camas...'. También se encontraba allí la principal tienda o almacén, '...la Casa Francesa, cuyo propietario es un vasco, Pedro Tihista'. Verniory describe que, en Julio de 1891, 'El invierno es particularmente lluvioso; los ríos se han desbordado e inundado los campos; los caminos se han puesto impracticables'. A lo anterior se agrega el clima político existente en aquella época, con la llamada "Revolución de 1891", verdaderamente una guerra civil cuyos bandos eran los congresistas, opositores al presidente, y los balmacedistas o presidencialistas. A pesar de estar a más de seiscientos kilómetros de la capital del país, la zona estaba afectada por una ola de rumores de 'sublevación del populacho' y terror a la anarquía. 'Nos encontrábamos sin autoridades, sin posición, en presencia de un populacho animado de los peores sentimientos. Si agrega a esto las "cuadrillas" de bandidos que se volvían a formar en todas partes, se convendrá en que la situación era poco tranquilizadora'. Éste fue el ambiente en el que llegó a esta vida mi abuelo José, o "Segundo", como se le llegó a llamar posteriormente, por tener los mismos nombres de su progenitor.
Según me relató mi padre, el abuelo José, tras haber tenido un accidente en su infancia, al caer desde un caballo, había perdido una porción de su nariz, por lo que también le conocían como el "Ñato". Ello debió ocurrir, posiblemente, en aquella época en que residía con su familia en la hijuela que el Fisco de Chile le entregó a mi bisabuelo, en la Colonia Nuevo Transvaal de Gorbea.

Se desempeñó como empleado de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, aproximadamente desde mediados de la primera década del siglo veinte (dato que he podido deducir de la observación de un cuaderno personal de mi abuelo, con fechas del año 1912) y hasta principios de los años 1940.

Contrajo matrimonio con doña María Senobia Aguilera Lagos (también conocida como Cenovia, Senovia o Zenovia) en la localidad ferroviaria de Lanco, Provincia de Valdivia, en el año 1921. Tuvo seis hijos, de los cuales sólo sobrevivieron tres varones.

Falleció en la ciudad de Temuco, a causa de una falla cardíaca, el día 01 de Julio del año 1955, siendo sepultado, junto a quien fuera su esposa, en el Cementerio General de Temuco.

Fotografía: Sepultura de mis abuelos José y María, en el Cementerio General de Temuco

viernes, 28 de diciembre de 2007

"Tornando mi corazón" (Malaquías 4:5-6)


Una sección de la carta fechada en Temuco el nueve de Junio del año dos mil cinco, que contiene algunas de las palabras que escribí a mi tía María Eugenia Roca, viuda de José Domingo Acuña Aguilera, hermano de mi padre, es la mejor manera de describir el motivo de componer esta historia: “Al transcurrir los años, veo con angustia cómo los recuerdos familiares se van perdiendo de la memoria; las familias se dispersan y otras que tienden a desaparecer sin dejar, aparentemente, rastros de su existencia o de su paso por esta Tierra. La partida de mis tíos Hernán y ‘Pepe’, que fueron muy tristes para nuestras familias, y, seguidamente, el rápido deterioro físico de mi ‘viejito Acuña’, han gatillado en mí el urgente deseo de preservar para futuras generaciones una historia familiar. Actualmente estoy iniciando una investigación de datos históricos y genealógicos de la familia Acuña (sus ascendientes y descendientes y los enlaces con otras familias que la han enriquecido). Creo que será una tarea larga, con rápidos avances y también con desafíos que se presentarán ante la falta de fuentes de información fidedignas o el desconocimiento por mi parte de la existencia de ellas. Espero poder terminar este trabajo para el “Bicentenario” de nuestro país, en el año 2010. No creo que llegue a ser un trabajo tan voluminoso (puedo estar equivocado, desde la perspectiva que en estos momentos tengo), pero deseo que la información que plasme sea de total confianza para quien se interese en el conocimiento de esos seres humanos que hicieron un aporte a la sociedad y a las comunidades en las que mis antepasados desarrollaron sus vidas en las distintas épocas de la historia de la humanidad. No buscaré personajes ilustres, si no que a todos los que pueda hallar, sin temor a las escondidas “ovejas negras” que siempre están presentes entre quienes han sido nuestros ancestros. No los juzgaré, por que eso pertenece sólo a Dios; sólo trataré de ‘conocerles’ y entenderles y, al final, esta obra que estoy iniciando, será una especie de agradecimiento hacia todos esos ascendientes que han transmitido hasta estos tiempos el sentido del sacrificio, el trabajo, la honradez y la creencia en un Ser Superior. Desconozco hasta dónde podré llegar con mi investigación, pero pondré mi empeño en dejar un registro que contenga el valor del sentido familiar y de las tradiciones...”

Una de las claves de la comprensión del "¿Quién soy?" tiene que ver con el identificar a nuestros ancestros, aquellos seres humanos que prepararon nuestra existencia, sin siquiera saber con alguna certeza quiénes, cuándo y en cuales circunstancias llegarían sus descendientes. Aquellos que se han marchado en las distintas épocas de la humanidad, abandonando en tan variadas circunstancias su corpóreo vehículo, siguen perpetuándose y ‘viviendo’ en nosotros, sus descendientes, al haber transmitido aquellos seres sus propias características físicas, a través de la herencia genética, y sus personalidades, a través de la educación y el traspaso de sus valores y conocimientos. Ésta es la razón principal que me ha inspirado el llegar a conocerles: Yo existo, y soy un ser humano por razón de ellos...

(Texto tomado de "Tornando mi corazón", libro sobre la historia de mi familia, que me encuentro escribiendo.)